60 Voluntarios de ECHELE CABEZA, se retiran siendo leales a sus principios de no apoyar la violencia de género.
Durante más de una década el alma de Échele Cabeza han sido sus voluntarios: más de cincuenta personas que,
Durante más de una década el alma de Échele Cabeza han sido sus voluntarios: más de cincuenta personas que, con trabajo desinteresado y en ocasiones poco reconocido, sostuvieron el servicio, los territorios, las noches difíciles, las intervenciones masivas y la cercanía con la comunidad. Si Échele Cabeza es hoy uno de los proyectos más reconocidos de reducción de riesgos y daños en América Latina, ha sido gracias a la entrega, la convicción y la ética de quienes estuvimos ahí, en la calle, en los análisis, en la pedagogía, en la escucha y en el acompañamiento. Nosotros hicimos de este sueño algo real.
Hoy, desde ese mismo compromiso ético, debemos reconocer públicamente que ya no podemos continuar. Ante la falta de transparencia, la ausencia de acciones reales desde la verdad, justicia y no repetición, y el manejo poco claro de la información durante la crisis, quienes firmamos este comunicado —más de 40 voluntarios— anunciamos formalmente nuestro retiro definitivo de Échele Cabeza y de cualquier proyecto asociado a Acción Técnica Social (ATS).
Esta renuncia colectiva no es un acto impulsivo: es un acto de coherencia. Es la consecuencia de haber presenciado de primera mano la falta de voluntad institucional para asumir responsabilidades, investigar otros posibles casos de violencias basadas en género y revisar críticamente prácticas de poder que han causado daño durante años.
Reconocemos el esfuerzo que muchas personas han intentado hacer desde dentro para transformar la situación. Sin embargo, los comunicados recientes no representan nuestra voz ni reflejan los valores que defendemos. Por el contrario, evidencian una dirigencia que continúa tomando decisiones de manera unilateral, sin permitir la participación legítima del voluntariado ni garantizar procesos transparentes. Aunque públicamente se ha anunciado un retiro en la dirección, internamente parecen persistir dinámicas de influencia y control que contradicen cualquier intención seria de cambio. No es necesario afirmar manipulaciones explícitas: basta con señalar que el espíritu de unilateralidad y concentración de poder sigue intacto.
Nos retiramos porque creemos profundamente que estas causas —la reducción de riesgos y daños, la justicia social, la defensa de los derechos humanos y la transformación de la política de drogas— no pertenecen a una persona ni a una estructura, y nunca debieron instrumentalizarse para sostener liderazgos verticales o decisiones tomadas a espaldas de quienes sostenemos el trabajo en el territorio. Estas causas son construcciones colectivas, fruto del conocimiento compartido, la experiencia acumulada y el compromiso de miles de personas que creen en un mundo más justo. A eso le seguimos siendo leales.

Queremos ser claros: lo que sabemos, lo que aprendimos, lo que construimos juntos, lo seguiremos poniendo al servicio de las personas usuarias y de las comunidades con las que trabajamos. No dejaremos de soñar, organizarnos y conspirar por una reducción de daños ética, democrática, horizontal y sin silencios impuestos, incluso a pesar de las posibles represalias. No nos dividimos. No nos vamos. Solo dejamos atrás una estructura que, desde la raíz, no encarna los principios que nos convocaron.
A quienes han confiado en nuestro trabajo durante tantos años —usuarios, aliados, organizaciones compañeras, instituciones, activistas, universidades y amigos— les damos las gracias. Esto no es un final: es una transición. Seguimos juntos. Seguimos hablando. Seguimos imaginando algo nuevo y profundamente nuestro. Y muy pronto tendrán noticias de lo que viene: un proyecto que nazca y se sostenga realmente desde la colectividad, la transparencia, el cuidado y la dignidad.
La reducción de daños no le pertenece a ATS. La reducción de daños le pertenece a la gente. Y ahí vamos a seguir.



